CARI VS CARI
¡Lo conseguiste! Ya tienes en tus redes al amor de tu vida, esta vez sí que sí. Vas de la mano hacia la gloriosa puesta de sol con tu media naranja, aunque tú eres más bien un limón. Por fin has cumplido como miembro de la sociedad al pasar a formar una pareja. Si Disney hiciese una película sobre tus andanzas, terminaría justo aquí y te pondrían a comer perdices (pobrecitas). En la próxima reunión familiar podrás dirigir preguntas hirientes a algún pobre soltero, en vez de ser su blanco.
Y ahora, ¿qué?
Llegáis al nidito de amor que habéis preparado con toda la ilusión de quienes no han convivido más de un fin de semana romántico juntos. Los primeros días hasta os curráis las comidas y os ocupáis de las labores hogareñas como si fuesen un símbolo de vuestra unión eterna. Hasta que, no sabrías decir cómo, empiezas a ver pelos por todas partes. Y polvo. Hay prendas colgando de cada pieza de mobiliario, casi son parte ya de la decoración. El baño… mejor ni lo mencionamos. Cuando finalmente reúnes el valor para, delicadamente, comentarle a “Cari” que tenéis que organizaros, se te adelanta como un ninja y con ardiente furia justiciera te ataca sin piedad con una lista interminable de todo aquello que está pendiente, lo que no tendrías que haber hecho y, sobre todo, lo que has intentado pero te salió muy, muy mal.
¿Se rompió el amor de tanto usarlo? ¿Ya se agotó la magia? La verdad es que de repente, sin anestesia, descubrís que no os conocéis tan bien como pensabais. ¡Aún os queda tanto por aprender el uno del otro! Os dais cuenta de que no le dais importancia a los mismos detalles del día a día. Vuestras creencias y valores ahora os tienen enfrentados y, para colmo, el otro tiene muy claro que la culpa es toda tuya.
Respiras todo lo hondo que puedes, te armas de calma y tratas de descifrar no lo que te suelta airadamente tu amorcito, si no lo que de verdad te quiere transmitir. Descubres, entre estupefacto y maravillado, que ¡os manejáis con lenguajes diferentes! Donde uno necesita ayuda con las tareas que se trae entre manos el otro aprecia que le sorprendan con algún detalle de vez en cuando. Mientras este espera gestos cariñosos y mimos, aquel busca palabras de aliento y algún piropo. Enhorabuena, ya habéis entendido el código del lenguaje del amor de vuestra relación. Ahora solo falta ver si vais en la misma dirección; no es lo mismo negociar la siguiente serie a ver juntos tirados en el sofá que probar si cuela lo de tener 3 niños, 2 gatos y perro. El otro había comentado algo de ser libre y viajar sin parar…
Por Carlos A. Bustos